Adoro las cuentas regresivas, la emoción, la expectativa, el nervio. Hay veces que no importa tanto el suceso como la espera, la planeación, el anhelo.
La ilusión por lo que vendrá, así nunca ocurra, el sueño, el deseo. El tener un motivo para seguir, una razón para avanzar en la dirección que hemos decidido.
Por todo eso, y con cualquier pretexto, inicio cuentas regresivas... me emociona ir tachando el día a día, el contar minutos, el ver los avances hacia el momento X.
Porque una cuenta regresiva no tiene que ser simplemente una espera pasiva, una cuenta regresiva puede ser un control de avances, una motivación.
Hay cuentas regresivas de segundos (como las campanadas de fin de año), de días (como en la que estoy metida rumbo a mi cumpleaños), de meses (como cuando planeas un evento grande como una boda, esperas un nacimiento) o incluso de años (como cuando alguien a quien quieres se va a estudiar a otro lugar, pero sabes que algún día volverá). No puedo decir que prefiera las cuentas regresivas cortas a las largas o al revés, todas para mi tienen ESA emoción que eriza la piel, acelera el pulso y corta la respiración cuando se acercan a su final.
Metas conseguidas, esperas terminadas, ilusiones alcanzadas.
Porque el éxito no es sólo llegar a la meta sino disfrutar el camino, nunca hipotecar el presente por un futuro incierto. La cuenta regresiva, a diferencia de la meta, nos permite saborear cada paso, cada pequeño avance, cada minuto, cada respiro. Ves 'el final' como aquello que te motiva para recorrer el camino, pero disfrutas cada checkpoint, cada hoja que le arrancas al calendario, cada segundo que ves pasar, y cuando estás por cruzar la meta en tu mente suena
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
4 comentarios:
Me gustó, sin embargo, siento que faltó poner la contraparte, las cuentas regresivas en las cuales procuras por todos los medios llegar al punto 0. Desde lo más banal como podría ser un periodo vacacional, un domingo, etcétera, llegando a momentos como el saber que estás con la persona que amas por una última vez, y saber que en realidad es una última vez y un último día y unas últimas horas. Y esto puede ser por muchas razones, por mutuo acuerdo, por diferencias de planes, viajes con boletos de ida solamente y hasta una muerte anunciada.
Perdona que haya venido a amargar así tu post, supongo que es mi mood de esta noche =/.
Pero independientemente de mi embarradota de lodo, me gustó mucho esto que escribiste.
Me llamó mucho la atención tu post, sobre todo la salvedad que haces de cómo no importa el desenlace, sino la espera. Agree.
Luis E: De hecho me acabas de dar tema para el siguiente post.
Mr. Snapple: Gracias, después de todo la vida es el camino, no la meta.
Yo creo que una persona es feliz cuando hace lo que quiere hacer, cuando persigue su sueño y siente que va en el camino correcto.
Y tambien cuando esta con la gente que quiere y desea compartir ese camino.
La vida es un road movie... hay un principio y un final, pero es el camino el que lo convierte a uno. Y no importa si es el camino facil o dificil, siempre y cuando sea el camino que quieres recorrer.
Un saludo Alle.
pd. Tengo nuevo blog personal por si lo quieres seguir: http://benjasown.blogspot.com/
Publicar un comentario