Hace unos días a un imbécil se le hizo fácil levantarle la falda y bajarle los calzones a una chica en medio de la calle y a plena luz del día.
El hecho dividió a la gente en tres grupos: los que nos indignamos, los que la atacaron a ella y los que dicen que el video es actuado.
Esa misma noche, en Twitter, algunas contamos nuestras experiencias cuando fuimos víctimas de diversos ataques sexuales en la calle o transporte público.
Si bien la mayoría de los ataques ocurrieron cuando éramos jovencitas fuera de eso no hay mucho en común. Hombres bien vestidos o pandrosos, jóvenes o viejos por igual nalguearon o manosearon mujeres altas, bajitas, gordas, flacas, bonitas, feas, en pants o en minifalda, de día o de noche, igual en barrios lindos como en estaciones de metro pinches.
El hombre que manosea a una mujer lo hace simplemente "porque puede", es un error pensar que la motivación para esos ataques sea el deseo sexual, es más las ganas de demostrar que puede hacerlo porque se le antoja y porque no hay consecuencias para su actuar. Luego irá por ahí y contará su "hazaña" a una manada de cretinos iguales a él que le aplaudirán como si fuera una gracia.
Las mujeres que hemos sido víctimas de estos ataques hemos reaccionado de formas muy distintas, a veces enojadas logramos conectar un puñetazo en el hocico del abusador o una certera patada en la espinilla, otras veces hemos sido presas de un ataque de llanto y ansiedad, algunas otras simplemente nos hemos quedado pasmadas sin entender qué, cómo o en qué momento pasó, cayéndonos el veinte algún tiempo después.
Por eso, juzgar que el video que se presenta como prueba es falso porque "el pervertido no se comporta como pervertido y la víctima no hace un alboroto como debería hacerlo una víctima" es algo muy bajo y muy ruin.
Cuando eres víctima te cuesta muchísimo hablar del tema, tanto que, al menos en mi caso, apenas me estoy atreviendo a hablar de incidentes que ocurrieron hace muchos años.
¿Por qué no hablé antes? Porque cuando lo intenté SIEMPRE hubo alguien listo a soltarme un "pero es obvio, con esos escotes que usas cómo quieres que te respeten" o "también, quién te manda venir de falda a la universidad, ya sabes cómo es la gente" o "estás segura que no le diste entrada al tipo, te encanta hacerte notar" o "¿estás segura que no te estás imaginando cosas?" y otra gran cantidad de comentarios similares. Te acostumbras a oírlos y te acostumbras a callar.
También están aquellos que no te creen, aquellos que creen que una inventa esas historias para llamar la atención, hacerse popular o ganar seguidores y entonces una decide que no vale la pena decirlo, es muy probable que el responsable no reciba ningún castigo pero a una le quedará la etiqueta de la puta que va provocando o la urgida de atención que se inventa historias de acoso por convivir.
Y una se calla. Pero no debería de callarse. No deberíamos tener miedo de salir a la calle pero deberíamos tener menos miedo de denunciar.
Porque está culero tenerle miedo a que un desconocido te agarre el culo, pero está más culero tenerle miedo a que tu círculo social en lugar de apoyarte te responsabilice o te ataque.
Mujer, rompe el silencio, un día seremos tantas que ni con la fuerza ni con el miedo podrán seguir callándonos.