Cuando las jacarandas pintan suelo y cielo de magnífico morado y su perfume invade la ciudad es momento de prepararse, de detenerse un momento y recordar: ¡YA VIENE MI CUMPLEAÑOS!
El mundo debe amarme para obsequiarme cada año con los más hermosos árboles en flor. Porque ustedes no lo saben, pero todas las jacarandas de este mundo me pertenecen... me pertenecen y yo les pertenezco.
De ellas robe el andar jacarandoso, el donaire, la desenvoltura. Porque nada provoca más suspiros que sus flores acariciándome cuando se apresuran al suelo. Las jacarandas me aman pues, cual galantes caballeros, me ofrecen su capa de flores para que pase sobre ella. Me aman y yo las amo.
Sus flores como lágrimas, como caricias, como suspiros, como recuerdos. Su aroma que se me clava en el alma, en la memoria, en los anhelos. Su color que me embriaga, que me acompaña y no me abandona, sus ramas secas después de haberlo entregado todo.
Píntame de morado
Píntame de morado,regálame sólo un día,que esta historia es efímera,efímera pero eterna.
Píntame de morado,y en un día entrégalo todo,que no quedarás vacío,quedarás al lado mío.
Píntame de morado,invádeme con tu aliento,embriágame con tus besos,de flor apuntando al cielo.
Píntame de morado,y luego déjame sola,que sola me quedo contigo,solos... flotando en el tiempo.
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