martes, febrero 22, 2011

¿Pensar o creer?

Lo maravilloso de los seres humanos es su complejidad, sus matices, sus detalles. No hay personas 100% buenas y personas 100% malas, todos tenemos una combinación de bondad/maldad.

Querer ver el mundo en blanco y negro, en buenos contra malos, es una pendejada tremenda. Creerte que tú eres de los 'buenos' y que todo aquel que en algún tema tenga una opinión contraria a la tuya es de los 'malos' y debe ser destruído pues ni se diga.

Siempre he pensado que lo que más me enriquece como persona es tener discusiones o debates con quienes piensan distinto que yo. Esos que me obligan a cuestionar mis creencias una y otra vez, a ajustarlas, a mejorarlas.

Al final no se trata de que el otro termine pensando justo como una, sino buscar puntos en común, señalar debilidades en los argumentos del otro, aceptar fallas en nuestras ideas y comprender un poco mejor la complejidad en la que vivimos.

Tener creencias tan firmes que ni las evidencias puedan derrumbar no es una virtud, es fanatismo, necedad, estupidez y clara señal de que has dejado de usar tu cerebro para pensar. Todo en esta vida es cuestionable.

Si quieres en verdad aprovechar un debate o discusión deja tus dogmas guardados y lánzate a dudar hasta de tu propia existencia, al final saldrás fortalecido. 

No importa si eres de derecha, izquierda, liberal, conservador, hombre, mujer, rico, pobre, alto, bajo, creyente, ateo, homosexual, heterosexual... si CREES y ya no PIENSAS eres un imbécil, lamentablemente la estupidez no distingue raza, condición social, estado civil, sexo, credo, ideología, preferencia sexual o edad.

Si dentro de tus ideas hay alguna equivocada aceptarlo no te hace menos, al contrario, no hay que tener miedo a parecer débil por aceptarlo. Incluso hay veces que no es que haya una idea correcta ni una incorrecta, que son sólo distintos enfoques, conocerlos y aceptarlos nos ayuda a crear lazos y puentes con quienes a primera vista parecían rivales. Y así es como se construye, aceptando y entendiendo al otro, esforzándonos por encontrar la coincidencia, discutiendo fondos y no formas.

Dejemos el chisme de lavadero a un lado, busquemos discutir de las cosas que importan, no perdamos tiempo y energía en darle vueltas a declaraciones escandalosas que nada aportan cuando en el mismo lugar se tratan temas más trascendentes.

Como siempre, cada quien es libre de hacer con su vida lo que quiera, pero si conmigo llega uno de esos descerebrados lo voy a tratar como el pendejo que es.

Yo aplico lo que me gusta llamar "La ley del espejo", si llegas con argumentos y discusión respetuosa obtienes argumentos y discusión respetuosa, si llegas con insultos y sin argumentos obtienes burla y toda la lástima que soy capaz de sentir por alguien que no ocupa su cerebro. Es simple.

1 comentario:

Gonzalo J. Suárez Prado dijo...

Me gusta tu punto de vista. Coincido en aplicar la "ley del espejo": empiezo cooperando y buena onda, y luego replico la conducta del otro. Si quiere participar en algo interesante, lo haremos interesante.

Sólo añadiría que "opinión que no se sustenta en datos, es mera creencia". Muchas de las creencias padecen en que no tienen fuente, o tienen una única fuente. Y son incapaces de aceptar sus contradicciones.

Por ejemplo, ¿de dónde salieron las esposas de Abel y Caín? Un caso para debatir.

Saludos y gracias por invitarnos a comentar.