miércoles, marzo 16, 2011

Naufragio

 Cuando al cerrar los ojos más que recordarte te imagine
Cuando los relojes dejen de marcar el paso del tiempo
Cuando olvide la frontera entre soñarte y recordarte
Cuando toda nuestra historia parezca ficción
Cuando el viento ya no sacuda recuerdos
Cuando se hiele la tibieza de tu tacto
Cuando las noches ya no llamen al sueño
Cuando las cuencas vacías sirvan para mirar
Cuando el polvo se acumule en escenarios comunes
Cuando el viento se apague, el agua se extinga y el fuego se calme
Cuando no pueda evocar el timbre de tu voz
Cuando el lenguaje se acabe
Cuando todo termine
Yo seguiré aquí
Para ti
 A ti

 

jueves, marzo 10, 2011

Mu

Un día cualquiera te devora la ausencia y no dices ni "mu".

Alguien me dijo "estar a la distancia no es realmente estar"... Me cuesta trabajo estar de acuerdo por completo con esa afirmación, claro que hay veces que deseamos contar con alguien con sólo extender la mano, pero hay veces que se prefiere una respuesta profunda a una respuesta inmediata.

La 'inmediatez' a la que nos está (mal)acostumbrando la red es peligrosa, antes mandabas una carta y esperabas pacientemente la respuesta, hoy pulsas el send y esperas al primer F5 obtener un mensaje de vuelta. 

No niego que me frustra revisar El Correo cada día en busca de respuestas a mensajes enviados y no encontrarlos, pero usualmente cuando aparece la respuesta ansiada te das cuenta que valió la pena la espera, que hay por quienes siempre vale la pena esperar.

Incluso hay veces en las que no esperas respuestas sino señales, señales de que tú le haces tanta falta como esa persona a ti, que cuando se quiebra desea tenerte a su lado, pero particularmente certezas de que también  se quiebra, que también te necesita, que dependen el uno del otro para mantenerse a flote a pesar de todo y de todos. Certezas de que siguen siendo, en algún nivel, los mismos de siempre aunque haya cambiado todo tanto, aunque hayamos cambiado tanto.

Conforme pasan los años nos volvemos complicados, ya no somos simplemente nosotros, ahora somos nosotros y nuestras circunstancias, tan buenas o tan malas como cada historia, sumando y restando. 

Nada supera el hablar de frente con esa persona, el perderte en su mirada, el colgarte como koala, el sentir su tibieza, olerle... pero mientras no podamos estar cerca me seguiré conformando con enviarle mis letras y esperar las suyas de vuelta, cuando el momento sea propicio, como un ridículo sustituto de su presencia, hasta que la vida nos coloque de nuevo en el mismo escenario.

Porque el extrañarle no permite el olvido, aquí, hoy y siempre, hasta que pueda volver.

martes, marzo 08, 2011

Nadie como él.

Hoy que volví a oír su voz, a hablar con él, no puedo dejar de pensar en lo maravilloso que es haberlo encontrado en mi vida. Mis ojos se inundan, pero no es un llanto amargo, son lágrimas serenas, de emoción, de reencuentro.

Hacía muchos años que no oía su voz, que no lo veía torcer los ojos cuando intentaba hilar una frase, que no me perdía en su sonrisa. Hacía muchos años que dejé de verlo esconder la cara entre sus manos cuando le fallaban las palabras, que dejé de oírlo balbucear ideas.

Nuestra relación nunca fue típica, un par de raros surfeando por la vida, a veces juntos, otras distanciados, pero siempre unidos. Creo que nadie como él para entender lo que no digo, para compartir los silencios, para deshebrar los sueños, para querer sin límites ni etiquetas.

Frente al él nunca necesité fingir ser mejor de lo que soy, siempre pude mostrarme tan vulnerable y sin miedo. No voy a negar que en algunos puntos de nuestra historia nos hicimos daño, pero es que es imposible querer tan intensa y tan profundamente sin herirle y sin herirte, sin sellar con dolor pactos mudos. Quizá el secreto fue que nunca tuvimos intención de lastimar al otro, lo entendimos y lo aceptamos como parte de nuestra imperfecta naturaleza.

Me sorprende que caminos tan distintos nos lleven al final a conclusiones tan similares, me emociona saber que aunque no somos los mismos que éramos cuando nos conocimos seguimos siendo parte uno del otro, en el hoy, en el pensamiento. Porque hemos aceptado que el pasado forma parte de nosotros, pero que todo lo que tenemos es este instante, el instante en el que decidimos ser, tener conciencia del otro.

Quisiera eliminar la distancia para poder volver a perderme en sus abrazos que me anclan al mundo, ya habrá tiempo, ya llegará el momento. Hoy mis letras van para el hombre que nunca ha dejado de estar, porque desde aquí lo reconozco parte importantísima de mi vida, para el más querido de mis amigos: GRACIAS, TE QUIERO.

lunes, marzo 07, 2011

Momentos

La vida esta hecha de instantes, de frases aisladas con las que tejemos historias. Es mentira que seamos escritores de nuestra vida, en realidad somos editores, decidimos que momentos iluminar, cuales recordar entre sombras, buscamos el soundtrack perfecto para enfatizar el momento, añadimos efectos especiales, mostramos pasajes enteros en cámara rápida y nos deleitamos enfocando detalles, agregamos ecos a palabras que nos marcaron y silenciamos el barullo que no aportaba nada.

Me pueden robar o destruir los objetos pero, al final del día, aún me quedan los recuerdos, esas memorias que no pueden arrebatarme aunque quieran. Los momentos que se grabaron, para bien o para mal, en mi mente y en mi alma. Porque soy una con mis pensamientos, porque estoy formada de instantes que son mis recuerdos. 

Y esas memorias, esos recuerdos están tan a la vista de todos pero completamente fuera de su alcance. Son mi lugar seguro, mi refugio contra el mundo, mi ancla, mi vela y mi paracaídas. Son lo que soy, tan intangibles como fieles a la realidad que conozco. Tan yo con pinceladas de todos aquellos que han sido importantes en algún momento; como una barda que he pintado y en la que he invitado a unos cuantos a plasmar sus firmas, haciéndolos míos, poseyendo por un breve instante su esencia y dejándolos ir, incompletos y alterados, con menos de sí mismos y una pizca de mi.

Después de todo, mi mente es una compleja red tejida por varias manos, una pintura comunitaria, una obra de un colectivo que sólo me pertenece a mi.