martes, noviembre 30, 2010

Respondiendo...

Ayer me llegó la notificación de un nuevo comentario a un post anterior. Supongo que por todo lo que ha pasado en los últimos meses me dejó pensando, así que decidí darle respuesta en forma de post, para extenderme lo que sea necesario.
vizarto dijo...
No te haría daño que confiaras en un Dios (Dios, no religión); las personas en general piensan que apoyarse en un ser omnipotente es signo de debilidad, o de que asi no pueden demostrar su valía, se preguntan: ¿como saber si brillo si me apoyo en alguien mas?, pero si se piensa de otra forma: ¿como saber si brillo por mi mismo o un ser superior me permite brillar? Cuando ya no tenemos nada que perder es el momento oportuno para "probar" un poco de Dios.
La forma en que escribes es diferente. Me gusta como lo haces. Saludos.

Pues lo primero es agradecer el cebollazo ^^ siempre le sube a una la moral que alguien diga que le gusta como haces algo que  disfrutas hacer.

Ahora viene la parte compleja de la respuesta. Supongo que para quienes me 'conocen' sólo virtualmente es un poco más complicado darse cuenta de algunas cosas, incluso a mi gente del 1.0 se le complica entender mucho de mi. Y es que tampoco es que yo vaya por el mundo contando mi historia... suelo ser muy reservada con algunos episodios y a otros los he relegado al cajón del olvido.

Para el observador casual, incluso para quien me conoce en persona hace menos de 15 años, puede parecer que he siempre he sido una persona ajena a cualquier tipo de religión o creencia en un ser superior (que el monesvol no me escuche), pero nada más lejano a la realidad.

Hasta la prepa siempre estudié en colegios con fuerte carga religiosa, católica específicamente. Recuerdo que cuando era adolescente y comenzaba a darme de topes contra la realidad decidí 'probar' un poco de espiritualidad en mi vida.

No puedo negar que es muy tentador el concepto de un ser superior, que todo lo puede, todo lo ve y que todo ocurre de acuerdo a un plan divino. Abandonarse en tu dios cuando has agotado las opciones debe ser liberador de algún modo. Pero no, yo simplemente no puedo hacerlo. No creo en planes divinos, en seres superiores, en coincidencias.

Todo lo que somos es consecuencia (a veces no tan obvia) de las decisiones que tomamos en algún momento. El problema es que nuestra visión del mundo está limitada a nuestra despreciable estatura en comparación con lo que es EL MUNDO. Yo no puedo alcanzar siquiera a imaginar el alcance de cada uno de mis actos (y que bueno, debe ser abrumador pensar en eso cada instante), no puedo entender como mis acciones impactarán no sólo en mi futuro, sino en el de quienes integran mi entorno.

Yo llego y vomito en este espacio mis letras, mis ideas, a veces mis temores o mis alegrías. Un día alguien decide leer lo que escribo, le gusta o le divierte, pasa a menudo, comienza un intercambio de ideas, se va creando una relación y nadie sabe hasta donde llegará. Podría pensarse en el destino, en un plan superior para poner a alguien en tu vida, pero yo creo que es simplemente la consecuencia de un día decidir decir algo más.

Muchísimas personas han influído en mi vida, algunas lo saben perfectamente, otras jamás se enterarán. Pero de eso se trata la vida. No creo que estemos representando el guión de un ser superior, creo que cada quien va escribiendo su historia, con lo que tiene, con lo que se atreve, con lo no permitió que el mundo le robara.

Si existiera un ser superior, que es perfecto, omnipresente y omnisciente no creo que permitiera que su creación fuera la chingadera que es. Yo que no soy ni perfecta, ni omnipresente ni omnisciente trato de que mis 'creaciones' sean lo más perfecto que pueda lograr, lo mejor que la limitación de mis habilidades lo permita. Si existiera un ser superior una de tres: o no es tan perfecto o no es tan poderoso o simplemente tiene un sentido del humor más retorcido que el mío.

No creo en el 'las cosas pasan por algo'. Claro, a toro pasado nos damos cuenta de que (si lo supimos aprovechar) en cada desastre hubo un aprendizaje, pero no creo que TENGAMOS que pasar o superar algunas pruebas, que la vida no es un videojuego, ¡carajo!

Hay momentos en los que desearía simplemente apagar mi cerebro y creer. Abandonar mis problemas y mi dolor en manos de un ser superior que me dará la respuesta en el momento preciso... pero no, la realidad es que sólo yo puedo encontrar mis respuestas, solucionar mis problemas y enfrentarme a mi mundo. Pues en el final sólo somos cada uno de nosotros y nuestros demonios. Y claro que podemos vencerlos, después de todo nosotros los creamos, la cosa es que nos atrevamos.

Gracias Vizarto por el pie de post ;)

martes, noviembre 02, 2010

¿Renovarse o morir?

El sábado teníamos boletos para "El día de la princesa" de Disney. Seguíamos en el mood de festejo de los 5 años de matricidio, así que decidimos asistir.

Era la presentación del Blu-ray de La Bella y la Bestia, una película que en las últimas semanas me ha estado rondando mucho las ideas. La proyección sería en el Metropolitan, que es uno de mis escenarios favoritos (¿les he contado que baile tango en ese escenario hace mucho años?)

Llegamos a buena hora, había una gran manada de humanos que pastoreaban a sus larvas por la calle queriendo agandallarse obtener una de las coronas que Toyota regalaba. Teníamos boletos numerados, así que no nos preocupó mucho el aperre, así que decidimos desayunar algo antes de entrar (además no habían abierto las puertas aún).

Cruzando la acera, mustiamente ubicada estaba algo que ostentaba el nombre de "Cafetería Metropolitan". Poner un pie en su interior fue como regresar a 1950-1960. Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar. Todo estaba rodeado de una magia especial. Desde la cafetera hasta la máquina para hacer malteadas, el mostrador, las sillas y los ruquitos que siendo dueños del lugar no perdían detalle de lo que ocurría en las mesas. Pedí una malteada de chocolate y un bolillo planchado, ¡qué cosa más deliciosa!

Un lugar barato, en el que se come delicioso y rodeado de la magia del pasado. Ya así, de una se ganó un lugar en mi top de lugares para visitar en el centro.

El Teatro Metropolitan es uno de mis foros favoritos, me parece hermoso, de hecho poco importa el evento al que asista si puedo perder un rato embobada en sus columnas y clavada en sus detalles.

Después fue caminar por el centro, ver la ofrenda en el zócalo e ir a buscar un conejo blanco de peluche que completara mi disfraz. Una vez que conseguí la pieza perfecta tocaba elegir dónde comeríamos.

Vía twitter @elnerito me había recomendado La Hostería de Santo Domingo. Decidimos darle una oportunidad y fue una gran decisión. Festejando 150 años de existencia, ese lugar nos obsequió con una atmósfera espacio suspendido en el tiempo, comida deliciosa y ambiente insuperable. Me tocó ver la danza no planeada de los meseros que por no chocar ejecutan una complicada coreografía en los angostos pasillos. Lugar con historia, con sabor, con fuerza de antaño.

Salí encantada del centro, recordando mi idilio con sus calles, pensando en que prefiero mil veces un lugar con historia al restaurante de moda, reafirmando mi gusto por las cosas simples, por los detalles que perduran.

Para mi no es cuestión de renovarse o morir, para mi es cosa de encontrarse, identificarse y ser fiel a tu propia esencia. Para mi no es cuestión de formas sino de fondos.