De ilusiones y nostalgias

No puedo dejar de repetirlo, esta es mi época favorita del año. Octubre con las lunas más hermosas de todo el año, con su iluminación ámbar, con su paleta ocre, con su viento travieso.

No puedo precisar si mi fascinación por el décimo mes viene por su innegable belleza que me vuelve receptiva a los momentos más hermosos de mi vida, o si son los momentos más hermosos de mi vida los que han logrado que voltee a ver la belleza de Octubre.

Octubre, hasta la palabra tiene una estética, una música que me conmueve. Octubre, mes de conocimientos, de inicio de aventuras.

Para muchos el mes consentido es aquel que alberga su cumpleaños, si yo hubiera podido elegir hubiera nacido en Octubre, creo que iría bien con el look otoñal, y mi personalidad ventosa se identifica más que con el soleado abril que me vió nacer.

Conocí a mi primer amor hace casi 13 años una mañana de finales de Octubre, recuerdo particularmente esa tarde, caminábamos por el estacionamiento del estadio de CU (que yo no conocía) cuando empezó una leve llovizna que combinada con el viento creaba el efecto de que mi pelo estaba formado por pequeños látigos que castigaban mi rostro y me obligaba a caminar con la cabeza agachada... cierro los ojos y me parece ver mis botitas cafes saltando por los charcos del estacionamiento mientras una sombra se mueve a mi lado.

Durante muchos años cada Octubre me encontré con Él en diversos puntos de la ciudad. Y la mayoría de los recuerdos de esos encuentros son también de una sombra avanzando a mi lado, nunca he entendido porque su presencia me hace sentir tan pequeñita, tan poca cosa, tan otra vez una chavilla en minifalda de lana y botas cafes saltando por los charcos de un estacionamiento.

Pasó el tiempo y como resulta lógico tuve que seguir adelante, pensé enterrar a Octubre y sus recuerdos en un baúl, pero para estas alturas ya la fascinación por sus colores era parte de mi, así que, no se bien cómo, pero nuevamente Octubre se convirtió en el inicio de una maravillosa aventura.

Hace casi 3 años una noche de finales de Octubre me embarqué en una gran aventura, me casé con un hombre maravilloso y desde entonces Octubre dejó de ser un mes de pura nostalgia para volverse una rara amalgama nostalgico-festiva, en la cual sentarme y observar la luna me transporta de inmediato a otra luna (vista desde una Harley mientras daba una vuelta por Satélite vestida de novia) que se presenta ante mi como promesa e ilusión y ya no como lamento por lo perdido.

Ojos que intentan atrapar para sí los tonos ocres de los árboles
Cadenas que atan por igual sueños, recuerdos e ilusiones
Tiempo que pasa y matiza dolores y alegrías
Utopías que se diluyen en la inmensidad del espacio
Besos que se dieron, que se perdieron y que se negaron
Recuerdos agridulces de pasiones perdidas
Espejos que reflejan más que tu vida tu alma

Que tengan un magnífico finde