…no hay como la libertad de ser, de estar, de ir, de amar, de hacer, de hablar, de andar así sin penas…
La muerte de JuanGa me tomó por sorpresa, además de todos los recuerdos que me alborotó su música hay un pensamiento que no ha dejado de darme vueltas desde que me enteré de la triste noticia: "Y yo que nunca fui a verlo en vivo".
He visto a muchísimos artistas en vivo, para nadie es secreto que disfruto mucho ir a conciertos y que igual me lanzo a un festival de metal que a ver a Flans en el Auditorio. He ido a conciertos de bandas que no han sido ni la mitad de significativas en mi OST como lo fue JuanGa pero a él nunca lo fui a ver ¿por qué? la respuesta me parece tremendamente reveladora: "Lo di por seguro". Me lo dijo Don Faken y fue como cubetazo de agua fría.
JuanGa se presentaba a cada rato, entonces siempre que tenía show y yo tenía que elegir entre él y algo más siempre ganó ese "algo más", total "se presenta a cada rato", "ni está tan viejo", "a la próxima sí voy" y así fui dejando pasar el tiempo hasta que ya no hay una próxima y de nada sirven los lamentos, perdí mi oportunidad no una, ni dos sino varias veces cosa que no pasa con otros artistas porque "quién sabe si tenga nuevamente la oportunidad de ir, hay que hacer el esfuerzo".
JuanGa se presentaba a cada rato, entonces siempre que tenía show y yo tenía que elegir entre él y algo más siempre ganó ese "algo más", total "se presenta a cada rato", "ni está tan viejo", "a la próxima sí voy" y así fui dejando pasar el tiempo hasta que ya no hay una próxima y de nada sirven los lamentos, perdí mi oportunidad no una, ni dos sino varias veces cosa que no pasa con otros artistas porque "quién sabe si tenga nuevamente la oportunidad de ir, hay que hacer el esfuerzo".
Evidentemente no pongo esto como si fuera la peor tragedia de mi vida, sino como un recordatorio de que no puedo ir por la vida dando por sentado nada, que aquello que crees seguro o estás convencido que tendrás más oportunidades quizá no sea así. Lo comparo con ver el vestido perfecto, no comprarlo y no volver a encontrarlo jamás.
Su partida es un recordatorio de vivir el momento, de disfrutar las cosas simples y sencillas, las de todos los días, las que de tanto estar a veces dejas de ver, pero cuando faltan te descubres extrañándolas, dejar de esperar el momento perfecto o un momento especial para visitar ese restaurante que te encanta, estrenar el vestido espectacular que compraste, usar la vajilla nueva y la cristalería fina. Estamos vivos, suficiente motivo, suficientemente especial.
2 comentarios:
Era como un monolito, parecía eterno el cabrón. Ahora si lo va a hacer.
Hola, estás bien ?
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