Loo Loo

Agosto-Septiembre 1995

Con mucho miedo y emoción una chica muy fresa, vestidita a la última moda y muy arregladita llega a la FI, el ambiente no se parece a nada que hubiera conocido jamás. De pronto su mirada se encuentra con otros ojos igual de asustados, y la dueña de los mismos le dedica una sonrisa tranquilizadora. Un par de niñas muy fresas descubren que son compañeras en el torpedeutico y eso las hace sentirse menos solas, menos extrañas en ese mundo hostil.

Así fue como conocí a Loo Loo.

Estudié toda mi vida en escuelas particulares católicas, con rezos de rosario incluídos y clases de Apologética (defensa de la fe). Nunca me consideré bonita, siempre fui bastante nerd y tremendamente tímida. Mi amiga Loo Loo venía de un colegio particular, católico y de puras mujeres, juntas

Cuando entramos a la FI mi burbuja rosa desapareció, al no haber muchas mujeres las poquitas que habíamos (y más la fresitas) llamábamos mucho la atención de los muchachos. A mi que nunca nadie me había volteado a ver me hizo aumentar mi autoestima, y dejar de lado la pose (al fin de cuentas jamás me trajo nada) y descubrime como una mujer completa. A Loo Loo le pasó algo similar, juntas fuimos descubriendo la vida en la UNAM, amábamos ir a galerías, círculos de lecturas y tirarnos por horas a ver películas en su casa tragando palomitas de caramelo.

En medio de nuestra locura fuimos juntas a buscar empleo, nos batearon varias veces pero de cada intento fallido aprendíamos nuevos trucos. Nunca nos afectó demasiado no conseguir ninguno de los trabajos, lo divertido era ir y pedirlos.

Estando juntas tomando el sol en los pasillos una mañana nos cayó en la cabeza una cinta canela, el cuate que la dejó caer se convirtió pronto en uno de nuestros mejores amigos, nos involucró rápidamente a la grilla universitaria (estaba pegando propaganda cuando se le cayó la cinta canela) y encontró en nosotras un par de entusiastas muchachas dispuestas a aprenderlo todo.

Fue ella la que escuchó cuando mi primer amor me hizo pomada mi corazoncito, fue ella la que no ofreció consuelo sino que me presentó a otros tipos para salir del bache emocional (nunca funcionó pero que divertido fue). Fue ella la que al siguiente semestre me presentó a quien hoy es uno de mis mejores amigos. Fue ella la única que apoyaba mis impulsos de dejar la ingeniería para estudiar teatro, y la única que no me reprochaba nada cuando al siguiente semestre me veía volver con la calculadora bajo el brazo.

Unos semestres después se fue a vivir a Francia, por amigos comunes supe que se casó y que tuvo un hijo (creo). Pero le perdí la pista casi por completo, no la he visto en años, pero ayer cuando en la noche entré a mi Facebook vi con mucho gusto que tenía un request de su parte. En la foto luce mucho más delgada de como la recuerdo y con el cabello oscuro, pero su sonrisa, es la misma sonrisa que ya hace más de 13 años tranquilizó a una Alletta adolescente muerta de miedo por enfrentarse al mundo real por primera vez.