jueves, junio 10, 2010

Va de nuevo.

Caminaba con prisa por las calles de la ciudad, el vientecillo de la mañana alborotaba mi cabellera como era habitual y un tímido rayo de sol acariciaba mi piel. Llegué al punto de encuentro, la calle lucía vacía. Me recargué en un árbol mientras nerviosamente mis dedos saltaban de una canción a otra en el walkman. Al levantar la mano para acomodar tras de la oreja ese rebelde mechón de cabello una conocida melodía avanzó lo suficiente como para despertar la nostalgia. Alcé la vista y entrando al café estaba él. El periódico resbaló de sus manos y cuando lo recogió su mirada chocó con la mía. Nos miramos fijamente unos segundos sin saber si correr a abrazarnos o correr a escondernos. La canción seguía sonando así que me enderecé y dí dos pasos hacia él, dudé, giré sobre mi eje e intenté alejarme. Me abrazó por la espalda mientras quedamente me decía "¿A dónde crees que vas?". Después de quedar como una tonta, inmadura e infantil le regresé el abrazo, sonreí mientras balbuceaba una especie de saludo-disculpa "Sabes que soy una soberana idiota, ¿de qué te sorprendes?". Sonó mi celular, mi cita había chocado y se disculpaba por no poder llegar al desayuno, ya después lo reagendaríamos. Las cosas no podían estar pasando de ese modo, no a mi, no hoy. Suspiré resignada por el cambio de planes, me despedí de él mientras le explicaba que me acababan de cancelar la cita y que lo mejor sería que me fuera de ahí. Él no me soltaba el brazo, dijo algo de aprovechar la ocasión e insistió en que desayunáramos juntos, su cita (el periódico) no se molestaría por el plantón.

Entramos al café y nos sentamos uno frente al otro, yo muda como pocas veces, él hablando como nunca antes. Pedí un café y un poco de fruta, él completó mi orden como en los viejos tiempos, esto era demasiado extraño. Intenté recordar cuando había sido la última vez que lo había visto y no podía recordarlo, había algo raro con él, siempre lo encontraba casualmente por las calles. Aunque no quisiera saber nunca nada más de él siempre terminaba sentada bebiendo café y perdiéndome en esos ojos profundos.

No escuchaba lo que me estaba diciendo, mis ojos estaban fijos en su boca, mi mente anclada en el pasado. "Flaca, siempre has sido peculiar"... Esa frase me sacó del ensueño, esa frase que había oído ya mil veces a lo largo de los años y que cada vez lograba sacudirme como una cachetada. "¿Peculiar?, Peculiar como rara que es pariente de fea, ¿verdad?" le dije retomando nuestro viejo diálogo y cerré los ojos esperando el "Boba" y el beso en la frente que daba por terminado nuestro estúpido ritual. Hay cosas que nunca cambian, pensaba mientras sus labios fríos se apoyaban en mi frente.

De pronto gritos, ruido de vasos rotos, gente corriendo caos. En su rostro siempre sereno se dibujó una expresión de miedo indescriptible, un viento helado entró por la ventana y me despertó. Anoche fue noche de tormentas, dentro y fuera.

5 comentarios:

ARTA dijo...

wooooaaaaaaauuuuk! esos sueños son tan tan tan... okey, la sensación es como: abres los ojos, ves a tu alrededor, te acuerdas como a cuenta gotas de lo que se trata tu vida real, y dices, ah! no pasó en realidad... pero el corazón no deja de latir fuertemente, toc toc toc, luego menos tuc tuc tuc luego normal tac tac been there!

Danny Morales dijo...

Es horrible cuando algo así sucede y mira que yo sueño más de lo que debería...
Sigue soñando, Alletta, a veces eso es lo único que tenemos... sueños.
Saludoxxx

Bull dijo...

pffttt.. la pregunta es, te dejo con una sonrisa, o con un vacio el sueño?

Benjolin dijo...

Alguna vez lei algo mas o menos asi:

"Los problemas que solo existen en nuestros sueños solo pueden resolverse al despertar."

Sin embargo he aprendido que los sueños son el reflejo de nuestras ansias, nuestros miedos y nuestros anelos...

Te extraño Alle.

Saludos.

benjolin dijo...

Si ya se, soy un imbecil... anhelo se escribe con h.

Dicho esto, visiten mi foro:

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